18/01/2018. Los productos químicos mezclados sin conocimiento pueden generar reacciones nocivas para nuestro organismo.
A la hora de dejar la casa impecable (y de acabar con cualquier posible foco bacteriano) parece que todo vale. Pero no. Los productos que se utilizan para mantener a raya la suciedad están fabricados con químicos que, mal utilizados pueden llegar a ocasionar daños materiales y, lo que es más importante, en la salud del que limpia.
- Lejía y amoniaco.Son dos de los productos químicos más utilizados para la limpieza del hogar, y combinarlos nunca debe ser una opción. Cuando ambos líquidos entran en contacto se forman vapores que pueden dañar severamente el sistema respiratorio. Además, las concentraciones altas de amoniaco no son recomendables, ya que producen una sustancia tóxica e inflamable de la que conviene estar alejados.
- Lejía y vinagre.Aunque no es la mezcla habitual, ambos son potentes limpiadores y desinfectadores, por lo que, es posible que a más de uno se le pueda ocurrir mezclarlos en una palangana. Al hacerlo, se producen vapores tóxicos que pueden irritar los ojos y afectar a la respiración. En definitiva, lo mejor es que la lejía no se mezcle con ningún otro producto de limpieza.
- Vinagre con bicarbonato de sodio. La potencia del vinagre a la hora de limpiar la grasa hace que, a veces, se utilice más de la cuenta a la hora de dejar a punto la casa. Pero mezclarlo sin conocimiento puede ocasionar graves problemas en nuestra salud y también en el objeto o superficie que se busca limpiar. Lo que ocurre cuando se mezclan ambos productos es, por un lado, neutralizar el efecto limpiador de ambosy, por el otro, explosionar si se mezclan en un bote cerrado.
- Vinagre y agua oxigenada. Es cierto que el ácido paracético formado al mezclar dichos productos se utiliza en la industria como desinfectante, pero hacerlo en casa no es una buena idea. Puede ocasionar picor de ojos y dañar la nariz, la garganta, los pulmones y la piel.
- Productos de limpieza de diferentes marcas, aunque ‘a priori’ parezcan lo mismo. Las marcas de los diferentes productos de limpieza utilizan formulas personales que las hacen incompatibles con la competencia. Así que, si te queda un poco de amoniaco de una marca y tienes una botella nueva de otra marca, no lo mezcles. Es mejor trabajar dos veces que generar una reacción química potencialmente peligrosa.