- Mientras que el petróleo ha descendido un 32%, las gasolinas lo han hecho solo un 4,4% y el gasóleo un 8,7%
Madrid, 26 de agosto de 2015
Cuando miles de familias regresan de las vacaciones con su vehículo, el precio de la gasolina y el gasoil vuelve a estar en el centro de la polémica.
¿El motivo? El diferente ritmo con el que los combustibles reflejan la variación de los precios del petróleo. Son los conocidos como “efecto pluma” y “efecto cohete”: mientras que, cuando el crudo incrementa sus precios las gasolinas lo hacen también con igual velocidad e intensidad, por el contrario, cuando se producen bajadas este ahorro no llega al bolsillo del consumidor, o lo hace con un retraso “calculado”.
A juicio de CEACCU, la composición del precio final de los combustibles y el importante peso de los impuestos en el mismo, no explica por sí solo esta situación. Éste es el principal argumento esgrimido por las grandes petroleras, que, al mismo tiempo, controlan buena parte de la distribución.
Precisamente a esa estructura olipolística del mercado es a donde apunta la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC): el organismo regulador considera que los operadores tradicionales (Repsol, Cepsa y BP) tienen un poder de mercado significativo, además de participar con peso en distintas fases de la cadena del ciclo de los hidrocarburos (extracción, refino, distribución…).
CEACCU considera que el panorama presentado por la Comisión es incontestable. Así las cosas, reclama al gobierno que adopte “cuando antes” las medidas propuestas por el regulador, destinadas a favorecer la competencia.
“El precio de los combustibles es preocupante por dos razones: por su impacto directo en la economía de las familias y por el efecto cascada que produce en otros productos o servicios”, señalan desde la organización.
Además, CEACCU apunta a lo inaceptable del hecho de que en sectores estratégicos y básicos, como la energía, la capacidad de imponer los precios, o cómo estos varíen, pudiera estar solo a expensas del afán de beneficio de unos pocos operadores, por lo que, defiende que, si no es posible lograr mayor competencia en estas áreas, y que los beneficios de esta lleguen al consumidor, “habría que pensar en establecer precios regulados”.
“Lo que nadie puede entender es que mientras que el petróleo ha descendido un 32%, las gasolinas lo hagan solo un 4,4%. Es una diferencia que no puede explicarse solo por los impuestos que gravan los carburantes. Urge tomar medidas para que estas variaciones lleguen al consumidor y no se queden por el camino”, denuncian desde CEACCU.
Por último, CEACCU ha manifestado su apoyo, “en líneas generales”, a las recomendaciones de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), como limitar la influencia de los operadores integrados verticalmente que controlan el mercado mayorista (el de la distribución entre estaciones de servicio) y el minorista (la comercialización de carburantes al consumidor) o dotar de competencia efectiva la actividad de refino.