23 de Julio de 2008.- CEACCU, Confederación Nacional de Amas de casa y Consumidores a la que pertenece FEACCU-Huesca, ha editado una guía práctica titulada «¿Sabemos lo que comemos?». El documento parte de la base de que la etiqueta que acompaña a los alimentos es una información que el consumidor debe conocer, utilizar y aprovechar al máximo, por tres razones.
Estas razones son tener la información adecuada y ser más libre y racional a la hora de elegir; proteger la salud, sabiendo, por ejemplo, qué nutrientes debemos reducir y cómo identificarlos; y, por último, «cuidar» también del bolsillo, no pagando más precio por productos que no nos ofrecen mayores beneficios.
No hay que olvidar que la libertad de elección es un derecho básico que tenemos como consumidores. Para ello, no basta con disponer de una variedad de productos, sino, también, es imprescindible contar con la información y formación necesarias que permitan tomar decisiones bien fundadas.
Para conseguir estos objetivos, esta Guía de CEACCU ayuda a usar la información de las etiquetas, explicando por qué merece la pena pararse a leer estos datos y aclarando las dudas y errores más frecuentes.
El folleto plantea que la publicidad no es suficiente para conocer un producto. No leer la etiqueta supone pasar por alto información clave para nuestra salud y nuestro bolsillo. Debemos saber cuántas grasas tiene el alimento y cómo son, su composición real, si son ciertos los reclamos publicitarios sobre sus virtudes o la fecha de caducidad y sistema de conservación.
Hay que vigilar la cantidad de sal, azúcar, grasas saturadas y «trans» porque su exceso contribuye a la aparición de enfermedades. Hay que saber qué información debe contener la etiqueta, información que tiene que ser fácilmente comprensible, encontrarse en unlugar destacado y ser legible e indeleble.
La denominación de producto, la identificación de la empresa y el lote de fabricación es una información obligatoria siempre. Casi siempre lo es la lista de ingredientes, la indicación cuantitativa, la cantidad neta y las fechas de envasado y caducidad. Según productos tendrá que indicar las condiciones especiales de conservación y uso, modo de empleo, origen y procedencia, grado alcohólico, categoría de calidad, variedad y origen y etiquetado nutricional.
Luego hay informaciones que deben figurar en determinados alimentos, como son el envasado en atmósfera protectora, si tienen gases de envasado autorizados, los edulcorantes o azúcares, si lleva asparmato, polioles o si lleva componentes transgénicos.
En el mismo campo visual deben figurar la cantidad neta, las fechas y el grado alcohólico si corresponde. Si el alimento posee cualidades nutritivas, la etiqueta deberá detallar los componentes y su valor energético. Los primeros son las grasas, hidratos de carbono, proteínas, vitaminas y minerales. Los segundos son las «calorías» que aporta el producto.
En otro apartado de la guía se llama la atención sobre el hecho de que los alimentos modificados con mensajes de salud no son necesarios para estar sanos. Además, los aportes extraordinarios de nutrientes u otras sustancias no están exentos de riesgos.
Por todo esto, se invita a leer las etiquetas de los productos que se vayan a comprar. Si no se hace, se pasará por alto información clave para nuestra salud y nuestro bolsillo.
Esta guía «¿Sabemos lo que comemos?», junto a las denominadas «Protección penal de consumidores y usuarios ante los delitos de estafa» y «Soluciones a todas tus dudas en telecomunicaciones», también publicadas por CEACCU, se encuentran a disposición de las personas interesadas en la sede de FEACCU-Huesca, Plaza de San Antonio, 9, bajos.