31 de diciembre de 2007.- La etiqueta es una garantía de seguridad para el consumidor, porque proporciona datos útiles sobre el alimento que vamos a comprar. Por ley, debe ser clara, comprensible y decir obligatoriamente la verdad.
Con carácter general, la información obligatoria deberá figurar sobre el envase o en una etiqueta unida al mismo, aunque hay casos, como el de los alimentos que se venden a granel, en los que la información puede aparecer en rótulos colocados en el lugar de venta. La etiqueta tiene que indicar:
Siempre:
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Nombre o denominación del producto.
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Nombre y domicilio del fabricante, envasador o de un vendedor establecido dentro de la Unión Europea.
En la mayoría de los casos:
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Lista de ingredientes.
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Contenido neto (volumen o peso).
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Lote de fabricación.
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Fecha de consumo preferente o de caducidad.
Dependiendo del tipo de producto de que se trate, la etiqueta deberá contener también información sobre el modo de empleo, condiciones de conservación, categoría de calidad, variedad y origen, grado alcohólico (bebidas alcohólicas)…etc.
Las fechas de consumo preferente y de caducidad proporcionan una información muy útil y tienen significados diferentes aunque suelen ser confundidas a menudo por el consumidor.
FECHA DE CONSUMO PREFERENTE
Indica una fecha de consumo recomendado. Significa que hasta la fecha que figura en el envase el producto mantendrá todas sus propiedades de sabor, textura, aroma, color etc. Pasada esta fecha, si el producto se consume, no supone ningún perjuicio para la salud, pero puede haber perdido alguna de sus cualidades o no ser enteramente satisfactorio. Desde luego, aunque pueda ser consumido, no deberíamos encontrarnos comercializado un producto con la fecha de consumo preferente rebasada.
¿Cómo se indica?
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Duración inferior a 3 meses: con el día y mes.
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Duración de 3 a 18 meses: con el mes y el año.
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Duración superior a 18 meses: con el año.
FECHA DE CADUCIDAD
Significa que, una vez superada la fecha impresa en el producto, ya no es apto para el consumo. Aparece en productos muy perecederos y consumirlos pasada la fecha de caducidad puede suponer un peligro para la salud. Se indica con el día, mes y, si se quiere, el año.
En ambos casos, la fecha indica el momento concreto en que termina el período de comercialización de un producto y, por tanto, de su retirada de las estanterías. Si una persona adquiere un alimento 'pasado de fecha' tiene derecho a que el vendedor se lo cambie por uno cuya fecha de caducidad o de consumo preferente no haya pasado.
