4 de septiembre de 2009.- La Organización Mundial de la Salud define la obesidad y el sobrepeso como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.
España se ha convertido en el cuarto país de la Unión Europea con mayor número de niños con problemas de sobrepreso lo que supone un hecho alarmante en una sociedad que presume de tener la mejor dieta del mundo, la mediterránea.
Una alimentación y nutrición son importantes en todas las etapas de la vida, pero particularmente en la infancia. Para muchos padres, y abuelos, es más cómodo saciar el hambre de los niños sin preocuparse de si comen en exceso o si ingieren o no una cantidad equilibrada de nutrientes. La alimentación de los más pequeños no puede ser el reflejo del sentimiento de culpa de los padres.
Los hábitos saludables comienzan en la propia alimentación de los padres ya que el niño aprende muchas veces por imitación. Lo conveniente es que lo niños vean comiendo juntos a sus padres, respetando unos horarios y con una alimentación variada y que no se les trasmita la idea desde pequeños que de hay ciertos alimentos que engordan porque ven en casa que se deja de consumirlos. Hay que predicar con el ejemplo.
Tampoco el acto de comer no puede convertirse en un castigo. Si hay que castigar, se tienen que utilizar otras herramientas que no tengan que ver con aspectos que puedan influir en su salud. Sí que se puede usar ocasionalmente el consumo de algunos alimentos muy codiciados por los niños como un refuerzo o recompensa por el buen comportamiento pero siempre y cuando sea ocasional y vaya precedido de una explicación de por qué no pueden consumirlos habitualmente.
CAUSAS
La causa fundamental de la obesidad y sobrepeso es un desequilibrio entre el ingreso y el gasto de calorías. El aumento mundial del sobrepeso se debe a varios factores entre los que se encuentran:
– La modificación de la dieta. Las dietas tradicionales han sido reemplazadas rápidamente por otras con una mayor densidad energética. La dieta de los niños se caracteriza por una ingesta de más grasa, sobre todo de origen animal y más azúcar añadido en los alimentos, unido a la disminución de fibra, vitaminas y minerales. Los hábitos dietéticos en la infancia se incian a los 3 ó 4 años y se establecen a partir de los 11 con una tendencia a consolidarse. Por eso es tan importante adquirir hábitos saludables que van a ser determinantes para su salud cuando sean adultos.
– La tendencia a la inactividad física debido a la naturaleza cada vez más sedentaria. En la población infantil y juvenil este fenómeno se agudiza. El número de horas que pasan los niños frente al televisor o con el ordenador ha aumentado de forma espectacular. Los padres deben de ser modelos de estilos de vida activosy ofrecer a sus hijos la oportunidad de realizar actividades al aire libre.
REPERCUSION DEL SOBREPRESO
El sobrepeso y la obesidad tienen graves consecuencias para la salud. Son un importante factor de riesgo de enfermedades crónicas tales como:
– Enfermedades cardiovasculares (especialmente las cardiopatías y los accidentes vasculares cerebrales)
– La diabetes.
– Las enfermedades del aparato locomotor, en especial la atrosis.
– Algunos cánceres, como los de endometrio. mama y colon.
En el caso de los niños, se asocia a una mayor probabilidad de muerte prematura y a discapacidad en la edad adulta.
CONSEJOS PARA REDUCIR EL SOBREPESO
– Comer de todo. Una alimentación variada es una alimentación sana. Nuestro cuerpo necesita 40 nutrientes que ningún alimento por sí mismo es capaz de aportarnos.
– Realizar un desayuno completo.
– Reducir la ingesta de calorías procedentes de las grasas y cambiarlas por insaturadas.
– Tomar todos los días frutas, verduras, legumbres y hortalizas.
– Reducir la sal en las comidas y utilizar sal yodada.
– Aumentar la actividad física.
Pero sobre todo, involucrar a todos los miembros de la familia en los distintos aspectos relacionados con la alimentación: desde ir a la compra, decidir el menú y cocinar. De la responsabilidad de los padres depende una buena salud de los niños.
* Fuentes: OMS, Fundación Eroski.